23 de enero de 2017

Protocolos, protocolos y más protocolos

Los principales objetivos de la Nueva Oficina Judicial son homogeneizar y agilizar la tramitación. Es decir, que se trabaje de forma idéntica en todos los órganos y de la forma más ágil posible. Unos objetivos que compartimos plenamente, aunque no coincidamos en absoluto en el diagnóstico que hacen ni mucho menos en los remedios que proponen.

Para la Administración, parte del problema es el excesivo celo profesional que mostramos al tratar como propios los expedientes o nuestro negociado. Por eso quieren que los procedimientos no se lleven por una sola persona, sino que se tramiten entre varias como en una cadena de montaje. Para ello van a protocolizar hasta la última coma de lo que debe hacerse en cada Juzgado y están creando unos extensos manuales de obligado cumplimiento para todos. (Estos son los primeros borradores que nos han pasado: Manual de procedimientos - Manual de puestos - Manual de organización)

Desde STAJ hemos insistido en la necesidad de que los nuevos protocolos tengan en cuenta la visión práctica de quienes realizamos el trabajo a diario, pero lo único que hemos logrado de momento es una reunión con los Secretarios Coordinadores, donde dejaron muy claro que los protocolos eran competencia exclusiva suya y en la que únicamente se avinieron a darnos traslado de los mismos una vez terminados.

Que una sola persona - El Secretario Coordinador Provincial- tenga en exclusiva la capacidad de decidir con puntos y comas como debe realizarse el trabajo en cada tipo de órgano judicial, nos parece totalmente desacertado. No es que dudemos en absoluto de su profesionalidad o buena fe y queremos dejar patente nuestro más profundo respeto hacia él. Lo que objetamos es esa decisión unipersonal de los protocolos a seguir, simplemente porque es imposible que una sola persona conozca el día a día de todos los diferentes tipos de juzgados o secciones.

Por nuestra parte, nos gustaría que hubiesen apostado por un “proceso de mejora continua”, como el que utilizan la inmensa mayoría de empresas modernas y competitivas, cuyos excelentes resultados se basan en utilizar a las personas que realmente hacen el trabajo para observar los procesos y mejorarlos a través de una cultura de equipo que reduzca actividades superfluas y evite movimientos innecesarios.

Lamentablemente, en nuestro caso, apuestan justamente por lo contrario: un sistema piramidal donde la información siempre fluye de arriba hacia abajo y nunca al revés, donde las decisiones se toman en solitario por los niveles más altos y donde se trata al personal como a meros instrumentos limitados a seguir ciegamente un encorsetado y utópico protocolo. Ahora, eso sí: con una delegación total de funciones y responsabilidades. ¿O sea, que ellos toman todas las decisiones y nosotros asumimos las responsabilidades? ¡En ninguna empresa privada, ni siquiera en las más ancladas al pasado, se permitiría semejante despropósito!

Somos los primeros interesados en la modernización de la justicia, la optimización y la agilidad de procedimientos; sencillamente porque todos los trámites los realizamos nosotros y sufrimos en nuestras propias carnes los posibles engendros burocráticos que puedan crearse. Ignorar nuestra opinión al respecto constituye, además de una temeridad, un desprecio al trabajo y la dedicación que prestamos diariamente tanto los Jueces y Secretarios como cada uno de los funcionarios que mantenemos en marcha la maquinaria judicial. Por supuesto que el sistema tiene sus fallos; es mejorable y en eso estamos, pero todavía están por demostrar las bondades de esta nueva fórmula que anuncian a bombo y platillo

Y todo esto nos lleva a preguntarnos ¿Realmente tienen interés en mejorar la justicia o lo único que les mueve es su afán por controlarla?