Pues bien aquí tenemos las consecuencias:
Ceses masivos de refuerzos, sin tener en cuenta las necesidades del juzgado, cambiando el cuerpo del refuerzo cesado por un refuerzo de otro cuerpo (gestores por tramitadores y viceversa). Hecha la ley, hecha la trampa.
Cese de cualquier funcionario interino que esté en vacante, cuando su plaza se ofrezca a un proceso selectivo (en teoría se ofrecerán todas antes de diciembre), aunque no se cubra, volverán a nombrar a otra persona para el mismo puesto.
Concurso de méritos, que por lo visto solo va a servir para la estabilización de un mínimo porcentaje de personal interino y la promoción de algún titular aislado, pero no para la estabilización (creación) de ninguna plaza, perjudicando gravemente la oferta de vacantes a procesos selectivos tanto libre como de promoción interna.
Las correas de transmisión políticas, al final solo sirven para el clientelismo político y se apoyan en sus tentáculos político-sociales, para servir a su gente, con un claro ejemplo en Ayuntamientos y otras Administraciones de todos conocidas.