La Administración conoce la sobrecarga del servicio y ha emitido informes favorables para explorar mejoras organizativas. Sin embargo, en lugar de reforzar la plantilla, opta por reducirla, lo que compromete la atención urgente y aumenta la presión sobre el personal.
La guardia de Instrucción es la primera línea de la justicia penal urgente: recibe atestados, adopta medidas de protección a víctimas, decide sobre detenidos y celebra juicios inmediatos. Además, asume actuaciones inaplazables fuera de horario, como violencia de género, Registro Civil y autorizaciones judiciales urgentes.
Con menos efectivos, se dilatan las respuestas en medidas cautelares y resoluciones sobre detenidos, afectando la seguridad jurídica y la confianza ciudadana. La reducción incrementa el estrés, la fatiga y los riesgos psicosociales.
Por qué es grave:
- Peor servicio al ciudadano: Menos manos significa más retrasos en medidas urgentes, protección a víctimas y resoluciones sobre detenidos.
- Salud laboral en el alambre: Jornadas intensas, presión constante y ahora… menos personal. Más estrés, más fatiga, más riesgos.
La guardia no es cualquier cosa: atiende Elche, Santa Pola, Crevillente y el aeropuerto. Ocho días seguidos, con actuaciones urgentes fuera de horario. Y con la entrada telemática de atestados, el ritmo no para.
STAJ exige:
- Mantener y reforzar la dotación de la guardia de Elche según las necesidades reales.
- Activar herramientas normativas para ajustar plantillas ante cargas objetivas.
- Coherencia y diálogo entre Administración y sindicatos.
Elche necesita más medios, no menos. Porque detrás de cada guardia hay ciudadanos esperando justicia… y funcionarios sosteniendo el servicio.
