Todos estos problemas están causados por el programa CICERONE, en el que está basada la gestión de justicia en la Comunidad Valenciana, un sistema obsoleto y cada vez más lento como consecuencia de sus últimas actualizaciones, que lo han ralentizado todavía más.
La situación ha llegado al límite, siendo el punto de inflexión el pasado mes de diciembre de 2019, por lo que llevamos más de mes y medio de parálisis generalizada. Una parálisis que está causando un mayor retraso en la tramitación de una justicia, ya de por sí atrasada, tanto por la carencia de personal como por la falta de medios, y que ahora se agrava por los equipos y los sistemas informáticos obsoletos.
Ante las continuas quejas y consultas a la Administración, por la misma siempre se responde la misma excusa. “El sistema de gestion procesal Cicerone esta en continuo desarrollo, adaptandose a las nuevas necesidades e incorporando nuevas utilidades. En paralelo a este desarrollo , se sigue trabajndo con la posibilidad de cambiar este sistema por otro en entorno web”
Todo lo cual nos da a entender que a nadie le interesa que la justicia funcione adecuadamente y que se preste un servicio ágil y de calidad. De interesar dichos objetivos, se invertiría ya mismo en medios materiales y personales y se aportarían soluciones inmediatas a una situación que se ha vuelto claramente insostenible.
NOTA: Todo lo expuesto anteriormente lo hemos remitido hoy como nota de prensa a los medios de comunicación.
